Thursday, July 12, 2007

Santo del silencio

"-Recibí otra carta. Me habéis estremecido; vuestra poesía, íntima, dulce cual aroma a rosal en primavera naciente, cual beso suave de amor eterno, ruborizó mi alma y cantó alegrías de amor en mí. No os sabría el método mejor para corresponderle, para dar respuesta digna a tal hermosa virtud que habita en vos. A su melodía de narcisos, que ha sabido inundar mi ser en vuestras palabras de miel... Su nombre, ¡Oh, su nombre, estrella de Venus que brilla más en mi corazón que aún en su reflejo del mar! Su nombre despierta en mi mente cada día, su nombre es beso mis labios... Por volver a escuchar mi nombre en sus labios una última vez, por sentir la caricia de su boca fervorosa en mis oídos, por el roce de sus labios conmigo, sólo por éso haría alas de mi ser, para llevaros conmigo al más lejano de los lugares, al más ardiente de los infiernos, ¡A donde Dios decidiera para nosotros, por que Él, únicamente Él, entiende mi amor por vos! ¡Él os da dado el milagroso regalo de su poesía de cielo, porque no hay beso más tierno ni pasión más ardiente que las que os habéis hecho habitar en vuestras palabras! Porque sólo un ángel que Él enviase podría causar las lágrimas de bendición que vuestras palabras florecen en mi. Pero por ahora, sólo por ahora, príncipe de sueño azul, esperaré dulce y desesperadamente vuestra respuesta, con el corazón partido hasta saber de vos. Vuestra eternamente, hasta que muera la eternidad."


Y, tras el frío velo de la soledad, Cyrano lloró en silencio.