Monday, October 03, 2005

De odios y escenarios

"Alguien dijo alguna vez que la mejor terapia para el olvido es el odio. Que si ella se va se debe cuidar de nosotros, porque le declararemos el odio y la guerra. Pero sabes, al final suele pasar el odio es bastante aburrido, porque además no se lo cree nadie. Quiero decir que a ella no le afecta que el taladro de nuesta mirada le traspase, porque no se siente culpable. Normal. Así que al final uno decide olvidar y tirar palanca. Seguir en el camino y en la búsqueda, hacer repaso de lo que hemos andando y quedarnos con lo bueno. Y tirar lo malo. Ella crecerá, yo espero que no mucho más. Se casará y tendrá hijos, será la mujer responsable que todos quisiéramos. Y quizá yo también sea el hombre responsable que todos quisiéramos, no lo sé.
La ciudad seguirá imparabale, frenética. Y nosotros perdidos en ella, buscando quién sabe qué. Y qué sé que será de nosotros... pasarán tantas y tantas cosas."

-Ismael Serrano, Introducción de "Tantas cosas"


Cuando las cosas siguen sucediendo frente a los ojos, frenéticamente imparables, es cuando me doy cuenta de su dimensión real. De cómo faltan las cosas y cómo se dieron vuelta las mejillas. Un golpe no basta, siempre tienen que ser muchos. Porque es verdad, el odio aburre, implica un esfuerzo y nadie, jamás, será lo suficientemente iluso o tuerto para creerlo.
Lo sé. Propia experiencia, que le dicen.
La salida más fácil es el odio. El odio es la mejor excusa. Por lo tanto, imagino que podemos concluir que la excusa es la salida más facil que podemos hallar. Las cosas fáciles son como las baratas: duran poco y son de baja calidad. Ahorrándonos la obviedad del carácter patético que posee la esforzada montada en escena, podemos decir que el llevar el odio a los escenarios de la realidad es de por sí una exigencia desmensurada. E igual de inútil.

En los intentos por pasar por odio el pasado inmediato cometí tantos errores como quejas emití después. Estaba tan ciego que veía terriblemente bien; pero seguía estando ciego. Ciego de cosas tan claras que igual hubiese sido abrumador el poder entenderlas. Así que supongo que me hubiera equivocado por igual.

El punto es que hoy me di cuenta que día es y me aterré frente a algo aún peor: el día que va a ser mañana. Y lo que no va a pasar. Y lo que querría que pase. Cómo hubiera sido, o como lo habíamos planeado. Lo que hablábamos sobre mañana, cómo íbamos a pasarlo, lo que íbamos a hacer, lo que querías hacer, la razón por la que esperaste tanto ese día.
Me acuerdo que un día me pregunté a mí mismo si llegaríamos juntos a mañana. Estaba inseguro, me sentía a la deriva. Era por eso porque no estaba seguro. Un tiempo después me lo repregunté, pero por otra razón. Más fundamentada. Y hace un par de días lo confirmé, aunque ya lo sabía.


Quiero decir que a ella no le afecta que el taladro de nuesta mirada le traspase, porque no se siente culpable.

1 comment:

Anonymous said...

No te pasé este tema para que hagas esto.
Acabás de robarle mucho misticismo a uno de mis temas favoritos, dedicándoselo a una idiota que:
1) No lo merece
2) Es una pelotuda
3) Le chupa un huevo lo mal que estas

y podría seguir pero no pienso perder mi tiempo (como vos) siquiera pensando en esa mierda de persona.